Nada más cerca de la realidad. Las condiciones de ser mujer, inmigrante empleada de hogar e irregular es la situación que se ha agravado más con la crisis actual.
La situación en general de una mujer extranjera irregular (sin permiso de residencia y trabajo), que trabaja como empleada de hogar es de especial vulnerabilidad. Y todavía más delicada es la situación de las empleadas internas en casas, mujeres que viven y trabajan en la misma casa. La situación de una persona que se encuentra sola en un país desconocido, muchas veces sin conocer el idioma y sin ningún tipo de apoyo familiar es dura y supone un gran esfuerzo para el día a día de la persona.
El día a día de una mujer inmigrante, empleada de hogar e irregular en España
Recordemos que estas mujeres inmigrantes han dejado a sus familiares, los principales fuentes de apoyo moral y psicológico, las personas más importantes de la vida de una persona: niños, padres, marido, y en general todas sus personas cercanas se encuentran en su país de origen). A ello se suma la situación administrativa de un riesgo continuo de la posibilidad de una detención, y por tanto, expulsión del territorio español. Además, estas mujeres inmigrantes sufren una desprotección general: falta de cobertura legal, médica y de protección de sus derechos como trabajadoras a través de la seguridad social. Todo ello debido a su falta de regularización de territorio español (situación legal, como quien dice la existencia de «papeles» en España).
La consecuencia más inmediata es que esta situación obliga a las mujeres a convivir en unas condiciones mínimas de existencia digna. Muchas veces compartiendo el piso con sus compatriotas, aceptando condiciones laborales muy duras, jornadas superiores a 8 horas laborales por un precio que no respeta el salario mínimo interprofesional. Así, y a pesar de las últimas subidas salariales, una mujer extranjera y empleada de hogar en situación irregular muchas veces trabaja más de 10 horas diarias (estando interna en casa está a la disposición de sus empleadores en todo momento, por un salario de 800€ mensuales sin los correspondientes pagos en la seguridad social; y por tanto sin ningún tipo de protección, ni legal, no sanitaria.
Las empleadas de hogar inmigrantes e irregulares sufren más la emergencia sanitaria
Ahora bien, tras el comienzo de la emergencia sanitaria y con el establecimiento de sendas medidas restrictivas de circulación o permanencia en las calles, las mujeres en situación irregular han visto empeorado su situación aún más.
La pérdida de trabajo o el teletrabajo de sus empleadores ha supuesto que muchas de ellas han perdido su única fuente de ingresos, sin que haya posibilidad de obtener ningún tipo de ayudas de fuentes oficiales. Y muchas veces, al encontrarse sin apoyo familiar, económico y moral, se han encontrado solas ante esta dura situación que abarca no sólo los problemas de salud y de soledad por el aislamiento, sino también problemas económicos.
Encontrándose en una situación de desprotección total, sin ingresos y sin apoyo familiar o económico, la situación de las mujeres empleadas de hogar inmigrantes e irregulares se ha visto empeorada por el cierre de fronteras. Esto, debido a que no sólo están impedidas de entrar al territorio español, sino también de salir de él.
La situación descrita ha supuesto para estas mujeres inmigrantes una encrucijada, un callejón sin salida. Se encuentran sin poder regularizar su situación, sin poder obtener ningún tipo de ingresos pero tampoco sin poder volver a sus países para paliar, de alguna forma, su situación tan complicada.
Regularización de la inmigración irregular en España
En consecuencia, y no es la primera vez, que se ha alzado la voz solicitando al Gobierno central una regularización masiva de inmigrantes que se encuentran en situación irregular en el territorio español. La particularidad de este momento es que, debido a la situación actual, no sólo no pueden salir del país sino que tampoco pueden permanecer en España puesto que no cuentan con ningún tipo de protección económica, médica o legal. Todo esto, por supuesto, repercute en su día a día y en el de las personas que les rodea, tanto económica como sanitariamente, sin mencionar la situación de dignidad y del respeto de sus derechos básicos como persona.
La situación de la crisis actual, política, económica y sanitaria es importante, sin duda alguna. Sin embargo, no es suficiente para olvidarnos de la situación de las personas más vulnerables en estos momentos, y que, por ello, necesitan que se tomen medidas tanto sociales como legales que les protejan.